La Reina de los Ratones y la Ciudad Esmeralda

Era un día soleado en el mágico mundo de Oz. El Leñador de Hojalata y el Espantapájaros estaban sentados junto a Dorothy, esperando pacientemente a que despertara de su profundo sueño. De repente, un rugido rompió la tranquilidad del bosque. ¡Era un gato montés que se acercaba sigilosamente!
"¡Grrr! ¡Voy a atrapar a ese ratón!", gruñó el gato montés, mostrando sus afilados colmillos.
El valiente Leñador de Hojalata se interpuso en su camino. "¡No lo harás!", exclamó, levantando su hacha y, con un rápido movimiento, ahuyentó al gato montés.
De entre las hojas, apareció un pequeño ratón que miró al Leñador con gratitud. "¡Gracias, valiente Leñador!", chilló el ratón. "¡Soy la Reina de los Ratones!"
El Leñador se inclinó respetuosamente. "¡Oh, Majestad!"
El Espantapájaros, siempre ingenioso, aprovechó la oportunidad. "Reina, por favor, ayúdenos a salvar a nuestro amigo el León. Está dormido en el campo de amapolas y no podemos despertarlo."
La Reina de los Ratones se mostró preocupada. "¿Un león? ¡Pero si nos comería!"
"¡No, es un león cobarde!", explicó el Espantapájaros. "¡No les hará daño!"
La Reina de los Ratones asintió con decisión. "¡Está bien! ¡Súbditos, traigan cuerdas!"
De repente, un ejército de pequeños ratoncitos apareció, cada uno llevando una cuerda. El Leñador de Hojalata, con su habilidad para construir, dijo: "¡Yo haré un carro!" Y con el sonido de su martillo, pronto tuvo un carro listo.
El Leñador y el Espantapájaros ataron a los ratones al carro y, con mucho esfuerzo, lograron sacar al León del campo de amapolas. Justo en ese momento, Dorothy comenzó a despertar.
"¡Oh, gracias, gracias!", exclamó Dorothy al ver a su amigo a salvo. "¡Han salvado a mi amigo!"
Con el León despierto y todos juntos, continuaron su viaje por el camino amarillo. Dorothy señaló emocionada: "¡Miren! ¡Todo es verde! ¡Debemos estar cerca de la Ciudad Esmeralda!"
Al caer la noche, encontraron una granja y pidieron pasar la noche. El granjero les contó historias sobre Oz. "Oz es un mago muy poderoso, pero nadie lo ha visto de verdad. Puede cambiar de forma."
El Espantapájaros, el Leñador y el León compartieron sus deseos. "Yo quiero un cerebro", dijo el Espantapájaros. "Yo quiero un corazón", añadió el Leñador. "Yo quiero valor", confesó el León. "Y yo quiero volver a Kansas", concluyó Dorothy.
Al día siguiente, llegaron a la imponente muralla verde de la Ciudad Esmeralda. El Guardián de la Puerta los detuvo. "¡Alto! Para entrar, deben ponerse estos anteojos verdes. ¡El brillo de la ciudad es muy fuerte!"
El Guardián les puso anteojos a todos, incluso a Toto, el perrito de Dorothy. Con sus anteojos verdes, Dorothy y sus amigos entraron en la maravillosa Ciudad Esmeralda, listos para conocer al Gran Oz y hacer realidad sus deseos.
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