Sarai, la Princesa Valiente y Jesús, el Guardián Fiel

por Jorgelina Moreno
3 abr 2025
Sarai, la Princesa Valiente y Jesús, el Guardián Fiel

En un reino lejano, rodeado de montañas y ríos brillantes, se alzaba un majestuoso castillo. Allí vivía la princesa Sarai, conocida por su valentía y su corazón bondadoso. Sarai tenía un cabello dorado que brillaba como el sol y unos ojos azules que reflejaban la profundidad del océano.

Cada noche, Sarai dormía en su torre, soñando con aventuras y tierras lejanas. Pero no estaba sola. A su lado, siempre estaba Jesús, su fiel guardián. Jesús era un joven valiente y obediente, que cuidaba de la princesa con dedicación y cariño. Sabía que para proteger a Sarai, debía ser fuerte y ágil, así que siempre comía bien, disfrutando de frutas, verduras y deliciosos guisos que le daban energía.

Una mañana, mientras el sol se asomaba tímidamente por el horizonte, un mensajero llegó al castillo con noticias preocupantes. Un dragón había sido visto en las colinas cercanas, y el pueblo estaba asustado. Sarai, con su espíritu valiente, decidió que debía hacer algo para ayudar a su gente.

"Jesús, debemos ir a ver qué sucede", dijo Sarai con determinación. Jesús asintió, sabiendo que su deber era protegerla. Juntos, se prepararon para la aventura. Sarai se puso su capa azul favorita, mientras Jesús se aseguraba de llevar su escudo y espada.

El camino hacia las colinas era largo y lleno de desafíos. Cruzaron ríos, subieron colinas y atravesaron bosques. Durante el viaje, Jesús le contaba a Sarai historias de caballeros valientes y reinos lejanos, lo que hacía que el tiempo pasara volando.

Finalmente, llegaron a la cima de una colina desde donde podían ver al dragón. Pero, para su sorpresa, el dragón no era como lo habían imaginado. No era feroz ni aterrador. En cambio, parecía triste y solitario. Sarai, con su corazón bondadoso, se acercó al dragón con cuidado.

"Hola, dragón", dijo Sarai suavemente. "¿Por qué estás aquí?" El dragón levantó la cabeza y, con una voz suave, respondió: "Me he perdido y no puedo encontrar el camino de regreso a mi hogar".

Sarai y Jesús se miraron, comprendiendo que el dragón no era una amenaza, sino un ser que necesitaba ayuda. "No te preocupes", dijo Jesús con una sonrisa. "Te ayudaremos a encontrar el camino de regreso".

Con la ayuda de Sarai y Jesús, el dragón pudo recordar el camino a su hogar. Agradecido, el dragón prometió proteger el reino de cualquier peligro en el futuro. Sarai y Jesús regresaron al castillo, donde fueron recibidos con alegría y gratitud por todos.

Desde ese día, Sarai y Jesús continuaron cuidando del reino, sabiendo que la verdadera valentía no siempre se trata de luchar, sino de ayudar a los demás. Y así, el reino vivió en paz, con una princesa valiente y un guardián fiel siempre listos para cualquier aventura.

Inicia sesión para calificar esta historia