La Estrella que Perdió su Brillo

por Yoes
5 abr 2025
La Estrella que Perdió su Brillo

Había una vez, en el vasto cielo nocturno, una pequeña estrella llamada Estrellita. Estrellita era conocida por su brillo resplandeciente que iluminaba el cielo y hacía sonreír a todos los que la miraban desde la Tierra. Sin embargo, un día, algo extraño sucedió. Estrellita comenzó a perder su brillo poco a poco.

Preocupada, Estrellita decidió buscar ayuda. Voló a través del cielo hasta encontrar a su amiga, la Luna. "Luna, Luna, ¿puedes ayudarme? Estoy perdiendo mi brillo y no sé por qué", dijo Estrellita con tristeza.

La Luna, siempre sabia y amable, sonrió y le respondió: "No te preocupes, Estrellita. A veces, las estrellas necesitan descansar un poco. Pero si quieres recuperar tu brillo, debes encontrar lo que te hace feliz".

Estrellita pensó en lo que la Luna le había dicho y decidió emprender una aventura para descubrir qué la hacía feliz. Primero, visitó al Sol, que le dio un cálido abrazo y le dijo: "Recuerda siempre brillar desde el corazón". Aunque el abrazo del Sol fue reconfortante, Estrellita aún no recuperaba su brillo.

Luego, Estrellita viajó hasta el arcoíris, que le mostró todos sus colores vibrantes. "Tal vez un poco de color te ayude a brillar", sugirió el arcoíris. Estrellita probó a vestirse con los colores del arcoíris, pero aunque se veía hermosa, su brillo no regresó.

Finalmente, Estrellita llegó a un pequeño planeta lleno de niños que jugaban y reían. Al verlos, Estrellita sintió una calidez en su corazón. Los niños miraron al cielo y vieron a Estrellita. "¡Miren, es la estrella que nos hace sonreír cada noche!", exclamaron emocionados.

Al escuchar esto, Estrellita comprendió que lo que realmente la hacía feliz era ver a los niños sonreír. Con esta nueva comprensión, su brillo comenzó a regresar, más fuerte que nunca.

Estrellita regresó al cielo nocturno, brillando con todo su esplendor. La Luna la saludó con una sonrisa: "Sabía que encontrarías tu camino".

Desde entonces, Estrellita nunca dejó de brillar, recordando siempre que su felicidad provenía de hacer felices a los demás. Y cada noche, los niños miraban al cielo, buscando a su amiga, la estrella que nunca dejó de brillar.

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