Pelusa y el Monstruo de la Noche

Había una vez una pequeña monstruo llamada Pelusa. Pelusa era conocida en todo el bosque por su suave pelaje azul y sus grandes ojos curiosos. Sin embargo, había algo que la asustaba mucho: la oscuridad. Cada noche, cuando el sol se escondía y las estrellas comenzaban a brillar, Pelusa se acurrucaba en su cama, temblando de miedo.
Un día, mientras exploraba cerca de una cueva misteriosa, Pelusa vio algo que brillaba en la oscuridad. Su corazón latía rápido, pero la curiosidad fue más fuerte que el miedo. Se acercó lentamente y, para su sorpresa, descubrió que el brillo provenía del Monstruo de la Noche. Era un ser grande y resplandeciente, con ojos que brillaban como luciérnagas.
Pelusa pensó en correr, pero entonces recordó a su amigo Trompitas, un elefante juguetón que siempre la ayudaba a enfrentar sus miedos. "Trompitas siempre me ayuda", pensó Pelusa, y decidió no tener miedo. Se quedó quieta, observando al Monstruo de la Noche con curiosidad.
El Monstruo de la Noche, al ver que Pelusa no tenía miedo, sonrió amablemente. "Hola, pequeña Pelusa", dijo con una voz suave como el viento. "¿Quieres ser mi amiga?" preguntó el monstruo, extendiendo una mano amistosa.
Pelusa, sintiendo una ola de valentía, decidió decir que sí. "Sí, me encantaría ser tu amiga", respondió con una sonrisa. Desde ese día, Pelusa y el Monstruo de la Noche se convirtieron en grandes amigos. Juntos, exploraron la cueva y descubrieron que la oscuridad no era algo a lo que temer, sino un lugar lleno de maravillas y secretos.
Pelusa aprendió que, a veces, lo que parece aterrador puede ser solo una oportunidad para hacer nuevos amigos y descubrir cosas maravillosas. Y así, con su nuevo amigo a su lado, Pelusa nunca más tuvo miedo de la oscuridad.
Log in to rate this story