El Bosque de la Calma de Lucas

Había una vez un niño llamado Lucas que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. Aunque Lucas era un niño alegre, a veces sentía que su mente estaba llena de pensamientos que se movían tan rápido como un río caudaloso. Había días en los que le costaba concentrarse en la escuela, y otros en los que simplemente se sentía abrumado sin saber por qué.
Un día, su abuela le contó sobre un lugar especial, un lugar que todos llevamos dentro y que podemos visitar cuando necesitamos sentirnos tranquilos. "Se llama tu Lugar Seguro", explicó la abuela con una sonrisa. "Es un sitio en tu mente donde puedes ir siempre que lo necesites."
Intrigado, Lucas le pidió a su abuela que le enseñara cómo encontrar su Lugar Seguro. La abuela le dijo que cerrara los ojos, respirara profundamente y se imaginara un sitio donde se sintiera feliz y relajado. Lucas cerró los ojos y comenzó a respirar lentamente, como si estuviera oliendo una flor.
Pronto, Lucas se encontró en un hermoso bosque lleno de árboles altos que susurraban canciones al viento. Había una suave alfombra de hierba verde bajo sus pies y un riachuelo que corría alegremente entre las piedras. En el aire flotaba el dulce aroma de las flores silvestres, y los rayos del sol se colaban entre las ramas, envolviendo todo en una luz dorada y cálida.
Lucas caminó despacio por el bosque de la calma, escuchando el canto de los pájaros y el murmullo del agua. Se sentó junto al riachuelo y observó cómo los pequeños peces nadaban de un lado a otro, sintiendo cómo su corazón comenzaba a latir más despacio, al ritmo del agua.
En su Lugar Seguro, Lucas se sentía ligero como una pluma. No había prisa, no había preocupaciones. Solo estaba él y la paz que el bosque le ofrecía.
Cuando Lucas abrió los ojos, estaba de vuelta en su habitación, pero algo había cambiado. Se sentía tranquilo y feliz, como si hubiera dejado una pesada mochila en el bosque. Su abuela lo miró y le preguntó: "¿Cómo te sientes, Lucas?"
"Me siento muy bien, abuela. Gracias por enseñarme a encontrar mi Lugar Seguro", respondió Lucas con una gran sonrisa.
Desde entonces, cada vez que Lucas se sentía abrumado o inquieto, cerraba los ojos y visitaba su Bosque de la Calma. Aprendió que no importaba dónde estuviera, siempre podía encontrar un momento de paz dentro de sí mismo.
Lucas compartió su secreto con sus amigos, y juntos exploraron sus propios lugares seguros, descubriendo que cada uno tenía un sitio único y especial. Algunos tenían playas soleadas, otros jardines llenos de flores, y algunos incluso tenían estrellas que brillaban solo para ellos.
Así, con el tiempo, Lucas y sus amigos aprendieron que, aunque el mundo a veces puede parecer un lugar ruidoso y agitado, siempre podemos encontrar un rincón de tranquilidad en nuestro corazón.
Y colorín colorado, este cuento de mindfulness ha terminado. La próxima vez que necesites un momento de calma, recuerda: tu Lugar Seguro siempre está esperando por ti.
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