El Pequeño Dragón en las Montañas Rocosas

En las Montañas Rocosas, vivía un pequeño dragón llamado Dino. Dino era un dragón verde y brillante, con alas pequeñas y una gran sonrisa. Pero Dino se sentía triste.

Dino veía a los dragones mayores volar alto en el cielo. "¡Mira cómo vuelan!", pensaba Dino. "Yo no puedo volar tan alto."

Dino veía a los dragones mayores lanzar fuego. "¡Mira cómo lanzan fuego!", pensaba Dino. "Yo no puedo lanzar fuego tan lejos."

Un día, Dino se sentó en una roca y suspiró. "No soy importante", dijo Dino. "No puedo volar alto ni lanzar fuego lejos."

La mamá de Dino, la dragona más sabia de las montañas, lo escuchó. Se acercó y le dijo: "Dino, ven aquí, pequeño dragón."

Dino se acercó a su mamá. Ella lo abrazó con sus grandes alas. "Dino, todos los dragones son importantes", dijo su mamá. "Mira a tu alrededor."

Dino miró y vio a los pájaros cantando. "Los pájaros son pequeños, pero su canto es hermoso", dijo su mamá. "Ellos son importantes."

Dino vio a las flores en el campo. "Las flores son pequeñas, pero hacen que el mundo sea colorido", dijo su mamá. "Ellas son importantes."

Dino sonrió un poco. "¿Yo también soy importante, mamá?", preguntó Dino.

"Sí, Dino", dijo su mamá. "Tú eres importante porque eres tú. Eres especial y necesario."

Dino se sintió feliz. "¡Soy importante!", dijo Dino. "¡Soy un pequeño dragón importante!"

Desde ese día, Dino jugaba y reía con los otros dragones. Volaba bajo, pero volaba feliz. Lanzaba fuego cerca, pero lanzaba con alegría.

Dino sabía que, aunque era pequeño, era un dragón importante en las Montañas Rocosas.